Desafiando la Adversidad: Startups Latinoamericanas y la Gestión del Miedo al Fracaso

Mar 31, 2024 | 0 Comentarios


Si bien es cierto que el porcentaje de fracaso de las startups en América Latina sigue siendo notablemente alto, también es innegable que la región experimenta un período de efervescencia en su ecosistema empresarial emergente.

A pesar de la falta de cifras precisas que brinden datos exhaustivos sobre el panorama regional, se estima que más de 6.000 startups están en funcionamiento en México, Argentina, Brasil, Colombia, Chile y Perú. Estos países son reconocidos por poseer ecosistemas de startups particularmente dinámicos y robustos.

Esta proliferación de iniciativas empresariales muestra un impulso significativo hacia la innovación y el emprendimiento en la región. Sin embargo, el desafío persistente radica en la capacidad de estas startups para sortear las dificultades inherentes al proceso empresarial y superar las altas tasas de fracaso que aún prevalecen en el panorama empresarial latinoamericano.
Este dato, que revela un incremento en la actividad económica y un destacado músculo emprendedor, se enfrenta a otra realidad innegable: aproximadamente el 75% de estas startups fracasan en los primeros dos años de operación.

Es decir, únicamente un 25% de las startups logran perdurar. Esta estadística no es exclusiva del ecosistema latinoamericano, sino que también se replica en otros más consolidados y desarrollados como Silicon Valley. El fracaso empresarial en América Latina no es un fenómeno aislado, sino que encuentra eco en todos los rincones del mundo.

¿Cuáles son las causas del fracaso de las startups en América Latina?

Sin embargo, ¿por qué fracasan estas startups? En los últimos años, diversos estudios han intentado analizar las razones detrás de este alto índice de fracaso.

Resulta esclarecedor que la principal causa no sea la falta de financiamiento o la dificultad para acceder a rondas de inversión, sino otros factores como la carencia de una planificación adecuada, la debilidad de las estrategias de mercado, o incluso los conflictos internos entre los socios de las startups.

Fernando Lallana, autor del libro “Sorbos de Emprendimiento”, explica que “la cultura latina estigmatiza el fracaso. En Estados Unidos y el Reino Unido, no es así; quien fracasa tiene más experiencia porque puede anticiparlo. Aquí, el fracaso no suele recibir segundas oportunidades. Esta percepción, tanto de observadores externos como de los propios emprendedores, influye en la manera en que se afronta el riesgo de fracaso en las primeras etapas de una startup.”

En América Latina, el contexto social y cultural genera una presión adicional sobre el emprendedor, quien puede percibir el riesgo de fracaso como un obstáculo paralizante que afecta la gestión de su startup en sus etapas iniciales.

Durante este periodo crucial de incubación y aceleración de una startup, se toman decisiones que pueden determinar el éxito o el fracaso de una empresa a corto plazo.

Un informe destacado por su exhaustivo análisis fue el elaborado el año pasado por CB Insights, titulado “Top 20 Reasons Why Startups Fail”. En él se confirmó que rodearse del equipo adecuado es una de las claves principales del éxito empresarial, mientras que avanzar con un equipo inadecuado puede ser el preludio de un fracaso anunciado.

Entre las causas menos graves se encuentran la incapacidad para corregir decisiones erróneas, el agotamiento debido al exceso de trabajo, la falta de búsqueda de apoyo en redes profesionales (especialmente de inversores), los gastos legales (regalías por el uso de contenido con derechos de autor o conflictos con otras empresas), y la falta de interés en financiar la idea. Estos factores contribuyeron al fracaso de muchas startups.

Además, existe un contexto que influye no solo en el destino de estas empresas, sino también en la percepción que los principales actores del ecosistema tienen de ellas: inversores, aceleradoras y fondos de riesgo.

La consecuencia de esto es que las startups latinoamericanas no son valoradas de la misma manera que las que surgen en Silicon Valley. Esto frustra a muchos empresarios latinoamericanos en su búsqueda de inversión, ya que no comprenden por qué los capitales de la región no arriesgan en sus proyectos.

Existen razones importantes por las cuales las valoraciones de inversión en las primeras etapas son más bajas en América Latina. Por un lado, hay pocas adquisiciones en la región y, cuando ocurren, tienden a tener valoraciones más bajas que sus contrapartes en otras partes del mundo.

Por otro lado, la mayoría de las empresas latinoamericanas, incluso las que cotizan en bolsa, son gestionadas por familias y han estado en el negocio durante generaciones. Sus objetivos están más orientados a mantener la posición y los beneficios en lugar de crecer o mantenerse competitivas en el mercado.

Esta falta de perspectiva afecta las opciones de financiación de las startups, que a diferencia de lo que sucede en Estados Unidos o Europa, no suelen encontrar apoyo financiero en las grandes empresas tradicionales de sus respectivos países.

Pero junto a estas razones coyunturales, existen otras que se reproducen de manera sistemática cada vez que se analiza el fracaso de una startup o sus áreas de riesgo.

The Failure Institute realizó recientemente un estudio sobre el fracaso empresarial y lo convirtió en una experiencia de aprendizaje. De sus conclusiones se destaca que los principales motivos por los cuales cierran las startups en países como México son: ingresos insuficientes para subsistir, falta de indicadores, falta de procesos de análisis, planificación deficiente y problemas en la ejecución.

La falta de validación de hipótesis y suposiciones suele ser el principio del fin, junto con la ansiedad por crecer de manera rápida y poco sostenible. Un porcentaje elevado de las startups que fracasan reconoce que no pudieron desarrollar un modelo de negocio claro para su idea, lo que les impidió ser rentables.

La incompatibilidad del equipo es una de las causas más comunes del fracaso de una startup en América Latina. Es un factor que citan con frecuencia las empresas que han fracasado. Se refiere a cómo los miembros del equipo fundador trabajan juntos y si tienen las habilidades adecuadas para superar los desafíos futuros.

La falta de persistencia es, paradójicamente, junto con el deseo de crecer demasiado rápido, uno de los motivos que lleva al olvido a miles de startups cada año. El liderazgo es incapaz de establecer una estrategia clara para la empresa y de mantenerla el tiempo suficiente para tener éxito.

A pesar de todo lo anterior, es evidente que los recursos económicos son vitales para el desarrollo de una startup. Sin embargo, es crucial especificar el error en las decisiones de gasto de ese dinero. Un porcentaje elevado de las compañías fracasadas reconocen que no supieron tomar las decisiones adecuadas después de quedarse sin fondos y fueron incapaces de acceder a nuevas fuentes de financiación.

Es importante tener en cuenta que las empresas enfrentan problemas en esta área cuando están en la fase de incubación y carecen de dinero, pero también cuando reciben inyecciones de capital que gastan sin control.

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